Clases de música para niños : beneficios.

Clases de música para niños : beneficios.
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Cuando nos planteamos actividades extraescolares para nuestros hijos surge casi siempre la misma duda: ¿qué actividades implementan sus capacidades sin que se saturen después de las clases académicas de cada día?

Son muchos los beneficios que las clases de música para niños, de canto o de un instrumento, poseen como actividad extraescolar: estimulan sus habilidades motrices, intelectuales , cognitivas y sociales. Así como también influyen positivamente en su bienestar emocional. Mejoran, con ello, la autoestima y ayudan en el desarrollo de la personalidad.

La inteligencia emocional se desarrolla sobremanera con la práctica de las artes. La motricidad, la concentración en una tarea, la aceptación de su forma de expresarse y el respeto por la de los demás, son aptitudes que van incorporando paulatinamente.

El conocimiento del lenguaje musical comienza por el vocabulario rítmico, el cual trabajamos con instrumentos de percusión. Realizamos diversos juegos de repetición de frases y creamos juntos pequeñas obras. Vamos conociendo las figuras, los silencios, los compases, los ritmos,… Disfrutando, en definitiva, del proceso de aprendizaje. Las melodías nos introducen en el mundo de la armonía, que iremos descubriendo a través de canciones populares y juegos vocales. De esta manera, nuestra educación auditiva progresa.

El contacto con muchos instrumentos les dará a los alumnos principiantes  la posibilidad de poder experimentar con cada uno y, más tarde, escoger el que sea de su gusto y el que más se adapte a sus capacidades. El trabajo en grupo nos permite enseñar una serie de valores como son el respeto a la obra de los demás alumnos, aprender a escucharnos, a expresarnos sin complejos…

MÚSICA Y MEMORIA

Además de todo ello, recientes estudios han venido a confirmar la relación entre la música y la memoria humana. De hecho la música es utilizada en no pocas técnicas de psiquiatría geriátrica en la lucha contra el alzheimer. Pero en lo que a nosotros nos compete, cabe preguntarse ¿por qué recordamos mejor los versos de las canciones? ¿por qué nos cuesta más olvidarnos de ellas que de otro tipo de vivencias?

Para responder a cuestiones como éstas podemos partir del hecho constatado de que los bebés «responden» a estímulos musicales antes de que sean capaces de responder a la palabra. Y es que cuando escuchamos una melodía acompañada de palabras se producen dos fenómenos que explican los hechos descritos.

Por un lado, se activan varias zonas del cerebro al mismo tiempo, no sólo una: los sitemas de memoria semántica, memoria episódica y memoria temporal. Y, por otro, el organismo libera dopamina que produce una importante sensación de felicidad que ayuda a esos sistemas, así como favorece la repetición del estímulo cuando éste nos gusta mucho. La música, de esta manera, crea memorias, evoca emociones y condiciona comportamientos y recuerdos. Existe, por tanto, un vínculo emocional entre música y memoria.

Es por ello que, en Adearte, a la vez que transmitimos unos conocimientos con sólida base técnica y teórica, también le damos mucha importancia y dedicación al aspecto creativo del menor, apoyándonos en esos beneficios emocionales y trabajando sobre la improvisación y la expresión musical.

Las clases y talleres de música que impartimos para niños y niñas, están dirigidos por profesores con enorme experiencia en educación musical para jóvenes. Cuando actuamos con niños estamos atentos a su desarrollo tanto emocional como intelectual.

DESARROLLO EMOCIONAL (SEL)

Las clases de música no dejan de ser un lugar de encuentro de la creatividad y la colaboración. La interacción es un elemento sin el cual, la educación musical quedaría incompleta. Igualmente, es el entorno ideal para implementar las habilidades emocionales y socio-colaborativas del alumno.

En nuestras clases de música para niños, a través de las actividades y dinámicas grupales propiamente musicales, relacionamos éstas con las habilidades sociales y emocionales a las que hacemos referencia:

  • Creación / conocimiento de uno mismo. La creación artística en general – y la creación musical en particular –  se basa en el acto de compartir nuestras más profundas emociones. Proponiendo estas dinámicas, el alumno explora en su interior e intenta plasmarlo expresando fuera de sí mismos.
  • Interpretación / autogestión. A través de las actuaciones, proponemos al alumno un  ejercicio de  motivación en pro de un objetivo concreto. Se potencia, con ello, las habilidades de gestión de talento y consecución de un buen desempeño. Al mismo tiempo, el alumno aprende a lidiar con su propio estrés para controlarlo.
  • Análisis evaluativo / decisiones en base a objetivos. Con los resultados de los diferentes ejercicios musicales, el alumno entra en fase de autoevaluación e inicia un proceso para alcanzar conclusiones y resolver problemas que desemboque en la toma de decisiones para llegar, así,  a los  objetivos propuestos: individuales y colectivos.
  • Conexión / conocimiento social. La música abre al alumno a conocer diferentes modos de expresión artística de las distintas culturas y comunidades. Estas conexiones desarrollan la empatía, tan necesaria para el desarrollo de la faceta social de los individuos.
  • Habilidades relacionales. El trabajo en equipo en el seno de una agrupación musical establece lazos que cuidar para el desempeño artístico común. Los alumnos aprenden a dar y recibir rerspeto y convivir en una armonía necesaria.

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