La Canción.
Elemento global de la música y, por tanto, el que más se adapta a la forma de pensamiento infantil. Ella encierra la melodía y el ritmo, sugiere acordes, armonía, insinúa tonalidades, comparte su importancia con el lenguaje verbal, provoca el movimiento y capacita para la socialización. Agreguemos a todo esto, el hecho que se dirige abiertamente a la sensibilidad.
El ritmo en el lenguaje.
Todo lo que nos rodea tiene un ritmo, la sucesión del día y de la noche, el de las estaciones, el ciclo de nuestra vida, no es de extrañar que las manifestaciones del hombre y la mujer también lo tengan, la escultura, la pintura y por supuesto el lenguaje.
Las palabras, las frases, tienen una cadencia rítimica y los niños/as la usan en sus juegos.
El ritmo
Es el elemento físico activo de la música. “Está sin duda, más directamente relacionado con el cuerpo humano que la melodía”, dice Willems.
En una persona libre de inhibiciones y de trabas psicomotrices, el ritmo actúa de tal forma que provoca respuestas físicas directa y espontáneamente.
En la primera época de la vida del niño/a, el ritmo es la base de las canciones que le interesan,
éstos son ágiles y variados, mientras que la melodía queda relegada a unos pocos sonidos. El ritmo musical, más que el ritmo pictórico, poético, está en relación directa con el sentido de tiempo que transcurre. Pero la noción de tiempo la trabajamos no tanto por la emotividad o por la conciencia inteligente, sino por el movimiento corporal, real o imaginario.
Partes constitutivas del Ritmo: PULSO | ACENTO | RITMO DE LA MELODÍA
Pulso
Son las pulsaciones de la música. Lo podemos asociar al tic-tac del reloj, a los impulsos del corazón, a la gota de agua que cae constantemente, así explicárselo a los niños: la música tiene un corazón.
Las pulsaciones en los niños oxila entre 95 y 100, en los adultos, 74 por minuto. En el momento de realizar los ritmos para que ellos se muevan, debemos de tener esto en cuenta, para adaptar la velocidad a su pulso. Una velocidad mayor causa agitación, y una menor puede hacer perder el interés en la acción.
Acento
Son las pulsaciones que se destacan periódicamente, por concentrar una cantidad de energía mayor.
El acento es lo que determina la duración de un compás; depende de la periodicidad de éstos para determinar el compás que tendrá la obra.
Ritmo de la melodía
Es lo que se obtiene de percutir cada sílaba del texto, por supuesto si la música es silábica; en el caso de ser melismática (para cada sílaba varias notas) diremos que para cada nota debemos de dar un golpe.
Cuando el niño haya aprendido la canción y jugado con ella, se puede trabajar con la audición interiorizada. Esto consiste en cantar mentalmente la canción, lo que requiere una gran atención.
La melodía
El niño pequeño reacciona de manera activa ante el lenguaje verbal. Las palabras que su madre pronuncia son comprendidas por él o ella más por el carácter y la entonación, por el mensaje afectivo que la madre imprime, que por el significado literal de las mismas. La musicalidad de esas palabras o la canción que escucha, inciden directamente en su sensibilidad.
La melodía está hecha por la relación de los sonidos entre sí, y no por los sonidos mismos. Y esa relación es producto de afectividad en el momento de la creación y de la recreación.
Toda meleodía es percibida por el niño/a como una unidad sonora y así se la presentamos, ya sea en una canción o en una obra musical. Partimos de la totalidad para ir poco a poco desmenuzándola en elementos tales como altura (registro agudo, medio, grave), intensidad (forte o fuerte, mezzo forte, piano o suave), timbre (sonoridad de platillos, claves, pandero u otros instrumentos), sonido y silencio.
El silencio en la música es un elemento tan importante como el sonido.
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